Las imágenes UV (no confundir con la fluorescencia UV) se obtienen recogiendo con una cámara y los sensores adecuados, la radiación UV reflejada por un objeto; es necesario, por tanto, una iluminación en esta banda del espectro. Se trata de una técnica poco conocida y poco experimentada, pero sus aplicaciones industriales (y adicionalmente en Patrimonio) crecen día a día. En gran parte por la facilidad de los sensores CCD en esta banda del espectro y por la facilidad de sustitución de las viejas lámparas de vapor de mercurio y de xenon, por LEDs.
En general, la radiación UV tiende a ser absorbida por las sustancias orgánicas, al tiempo que (siendo de longitud de onda menor que la luz visible) resulta más sensible a las pequeñas irregularidades de la superficie. Esto permite, por ejemplo, identificar repintes parciales en algunos elementos, identificar contaminación superficial, poner de manifiesto irregularidades superficiales que no son perceptibles con luz visible, entre otros aspectos.